- ¿Me romperías el corazón?
- Está bien, -y la besó lentamente, con pasión y ternura infinita.
Se quedaron de la mano en silencio un largo rato, cada una en sus
pensamientos. Sopló un viento frío entre ellas.
Sin un “Me tengo que ir” o un “Nos vemos”, se levantó de la banqueta.
- Tengo frío, -dijo, y se alejó sin voltear atrás.
El viento helado las separó aún más.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario