Le decíamos que era
un obsesivo, pero nosotros qué íbamos a saber. Ponía toda su atención en no
pisar las líneas del pavimento. Hasta parecía que se le iba la vida en eso.
- Son sierras láser,
-nos explicaba.
Y así iba por la
vida.
Quise hacerle una
broma y lo empujé en los adoquines. Se hizo mil fragmentos hexagonales.
Ups.
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