martes, 30 de julio de 2019

Piropo

Miró al unicornio, majestuoso, sus crines tornasol con tonos vino, sin herraduras ni silla - no las necesitaba. Parecía invitarla a subir.

Halagada, ella sonrió y acarició lentamente la mejilla izquierda del magnífico animal. A sus 33 años, ya no era virgen.

Los ojos le brillaron, coquetos, mientras se alejaba. No todos los días recibes un piropo así.

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