viernes, 26 de julio de 2019

Espejo


Era automático: cada noche pasaba frente al mismo espejo y, cuando se alejaba y dejaba de verse, extendía la mano y la agitaba en un saludo, jugando a comprobar que sí era él.

Un día, su mano no le devolvió el saludo. Nunca volvió a pasar por ahí.

No fuera a ser.

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